- por Fabiana Cruz para el Diario del Juicio
Roberto Heriberto "el tuerto" Albornoz, Jefe del D2
imputado en ésta causa, 5 veces condenado en otras
PH Paloma Cortéz Ayusa
Roberto Mario
Sosa tenía 24 años de edad en el año 1975, era militante del PRT (Partido
Revolucionario de los Trabajadores) y vivía en el Barrio Ciudadela con su madre, hermanos y su esposa. Para ese período, había conseguido un trabajo como reemplazante de
reparto de correspondencia en la Empresa de Correo Postal “Oca”. A mediados de
septiembre, se encontraba yendo a su trabajo en su motocicleta cuando notó que
un sujeto corpulento lo vio y corrió hacia un vehículo Peugeot 504 de color
negro, donde había 3 personas vestidas de civil. Roberto se percató de que
aquél vehículo lo estaba persiguiendo, seguidamente intentaron volcarlo chocándole
en la parte trasera de la moto. Luego de dos intentos fallidos comenzaron a
tirotearlo, por lo que Sosa decidió volver a su casa y resguardarse dentro,
pero ya en la vereda lograron tirarlo y se levantó corriendo hasta poder
ingresar al domicilio, recibiendo una bala por la espalda que no logró
paralizarlo.
En la casa se encontraba su mujer con la hija de ambos en brazos, Sosa fuera de sí y asustado, fue rápidamente hasta el fondo del terreno y
saltó la tela metálica que lo separaba del terreno de su vecino para poder
refugiarse. Le costaba respirar y no sabía qué hacer, hasta que tuvo
conocimiento de que en toda la manzana se estaba montando un operativo para
retenerlo, y decidió finalmente salir. Los vecinos, que conocían al hombre, comenzaron a insultar a los efectivos
mientras estos lo subían a un vehículo.
Roberto se encontraba herido, por lo que fue trasladado al Hospital
Padilla. Allí estuvo internado alrededor de dos semanas con custodia policial
hasta que le dieron el alta y lo pudieron trasladar a la Jefatura de la
Policía. En aquél lugar estuvo algunos días parado de cara hacia la pared, con
los ojos vendados y las manos atadas. Fue entonces cuando advirtieron que
Roberto necesitaba nuevamente atención médica y se lo llevaron al Hospital
Militar. Apenas llegó lo desnudaron, le pusieron una bata de enfermo y le
ataron los pies.
Una de las
noches en las que estuvo detenido en el Hospital Militar, entró una patota y le
ordenó a la enfermera que lo prepare a Sosa: “lo que recuerdo patente era el temor que tenía esa enfermera”. Así
fue como se lo llevaron nuevamente a la Jefatura de la Policía, vendado y
atado, le suministraron medicamentos para poder terminar con su curación.
Sosa comenta
que nunca le habían dicho por qué lo detenían, y que en esa segunda vuelta a la
Jefatura de la Policía, fue llamado para prestar declaración:
-Roberto Mario Sosa- le dijo una voz.
-¿Cómo está, señor Albornoz?
-Ah chango, ¿otra vez por acá?
Roberto se
encontraba vendado pero reconoció de inmediato la peculiar voz del “Tuerto
Albornoz”, actual imputado por crímenes de lesa humanidad, ya que había sido
detenido en otra oportunidad en el año 1974 junto a su hermano. La víctima fue
obligada a firmar un acta en la que atestiguaba que había atacado a fuerza de
balas a un móvil de la policía: “de eso
me acusaban”, relataba ante el Tribunal.
De esta manera se lo condenó un 17 de octubre y fue llevado al Penal de
Villa Urquiza en donde se lo ubicó en un pabellón de encausados.
Con el Golpe
Militar del año 1976, él y otros presos políticos fueron conducidos a celdas
individuales. Los maltratos no cesaron nunca, y en ese mismo año, fueron
relocalizados, esta vez en el Regimiento 19 de Infantería ya que el penal
recibiría la visita de Amnesty International, comisión que inspeccionaría la
condición de los allí detenidos. Los presos políticos fueron ocultados en dicho
lugar por aproximadamente una semana, y luego comenzaría un recorrido por
diferentes penales. Primero, Sosa y otros presos políticos fueron trasladados
al penal de Sierra Chica, de allí pasaron a la UP1 de Córdoba como
medida de prevención de algún atentado contra el mundial del 78, luego al CCD “La
Perla” en esa misma provincia, después volvieron a Sierra Chica, posteriormente
a la cárcel de La Plata, y por último al Penal de Villa Devoto. Los traslados
eran en camiones, los detenidos iban tirados boca abajo y con colchas.
En Septiembre
del año 1983, luego de 8 años de detención y de innumerables torturas, el ex
preso político Roberto Mario Sosa, fue liberado en el Penal de Villa Devoto.
En cuanto a
la detención de su hermano, José Antonio Sosa, Roberto declaró que el mismo no
militaba en ningún partido. Este debía encontrarse el 15 de febrero del año
1976 en la Iglesia San Pío X junto a
otros familiares de detenidos políticos que se encargaban de discutir la
gestión para la liberación de sus parientes. Pero después de esa reunión, José
fue secuestrado por varios sujetos armados que se movilizaban en un vehículo
desconocido. Esa madrugada fue secuestrada Rosa Leonor Millán de Sosa,
esposa de José Antonio Sosa. Hasta el día de hoy, no se sabe qué pasó con ambos y
continúan desaparecidos.
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